Por Rodrigo Foussats, Strategist en Havas Argentina
La irrupción del escenario pandémico nos obliga a todos -individuos y empresas- a acelerar y profundizar nuestra digitalización. Hoy más que nunca interactuamos a través de las redes, descargamos aplicaciones y las videollamadas son el puente virtual que nos conecta cada día. Pero ¿qué hay más allá? ¿Qué pasa con nuestra privacidad? Probablemente éste sea el tema que más titulares se lleve este año.
Rodrigo Foussats, Strategist de Havas Argentina, comparte 5 highlights vinculados a la privacidad que vienen teniendo lugar en el mundo en que vivimos, más allá del COVID-19.
1. VIGILANCIA FRAGMENTADA: En el mundo parecen ocurrir en simultáneo dos grandes corrientes: mientras en China se logran niveles históricos de cobertura con una capacidad de reconocimiento facial superior al 95%, por otro lado en San Francisco entró en vigencia la primera legislación de Estados Unidos que brinda garantías a los consumidores sobre uso y control de su información personal online. Hoy no solo dejamos huellas en entornos digitales, también lo hacemos en el mundo físico. Por lo tanto, las compañías tendrán la tarea de hacer visible lo invisible, ofrecer transparencia para que las personas pueden reconocer cuándo han realizado una transacción, se las ha escaneado o geo-referenciado.
En un contexto donde la comunicación uno a uno seguirá siendo necesaria, es importante entender que las personas deben poder ser ellas mismas curadoras de su experiencia.
2. REAL SOCIAL: La gran transformación de las redes sociales ha sido el hecho de pasar de lo público a un espacio de interacción más cerrado, con más foco en mensajería y menos en publicación. Y si el futuro será privado, como ha dicho el líder de Facebook, las redes sociales se seguirán reinventando para convertirse en una experiencia más auténtica donde sea más valiosa la interacción real que las métricas de vanidad.
El paso de los medios masivos, a redes sociales, y ahora el crecimiento de las redes personales como Messenger o Whatsapp está marcado por una necesaria comprensión de la singularidad de las personas.
3. MEJORAR LA CONFIANZA: Desde el escándalo de Cambridgde Analytica, por la explotación de la información personal de los usuarios de Facebook, quedaron abiertas muchas preguntas sobre el derecho a la privacidad. A la vez que las nuevas plataformas y tecnologías hicieron posible que la información personal sea accesible y fácil de recolectar, nos encontramos con diferentes grupos de defensa en derechos a la propiedad y portabilidad de los datos, que buscan estandarizar herramientas que permitirían su protección.
El manejo transparente de la información personal sin duda será el eje que mida a futuro el nivel de confianza y aceptación de las compañías y marcas.
4. CON FECHA DE CADUCIDAD: Hoy, en el contexto de la pandemia somos testigos por primera vez de ver a las empresas teniendo una incidencia real sobre la salud pública; los datos obtenidos a través de nuestros teléfonos inteligentes podrían salvar vidas en todo el mundo.
Será importante que el uso de los poderes de emergencia, asociados al manejo de la información personal en manos de estas compañías, no sobreviva a sus emergencias (en una palabra, caduquen) y atenten contra la privacidad.
5. UNA NUEVA FRONTERA: Hace unos años The Economist titulaba la portada de una de sus ediciones, “El recurso más valioso del mundo”, no en referencia al petróleo, sino a la data. Así fue como en nos mas de 10 años la abundancia de datos característica de las tecnológicas cambio la naturaleza de la competencia, destronando a las grandes compañías petroleras. Si algo caracteriza a las industrias tecnológicas es su tendencia a evolucionar, está en su mismo adn. La noticia de Google anunciando la muerte de las cookies es su navegador en los próximos 2 años, no hace más que reafirmar su lugar en el ecosistema y como tecnológica que es opera sobre el tiempo, reconfigurando el vínculo actual y futuro entre anunciantes y clientes.
Todo indica que el foco estará menos en la disponibilidad de información y tecnología de datos y más en la capacidad de capitalizarla, como un llamado para asegurar sostenibilidad del negocio y la propia industria.
Estos ejes nos invitan a pensar en la importancia de poner en perspectiva los negocios a través las personas. En una era en que los datos crecen como valor de cambio, será mandatorio recuperar la dimensión humana en las relaciones entre compañías, agencias, publishers y el mismo usuario.