
Los #BuenosAnuncios unen a la industria
El tradicional Brindis de Fin de Año -que reúne a #SociosCAA activos y adherentes, directivos de entidades afines y periodistas especializados- volvió a ser una oportunidad para el reencuentro, celebrar los logros y compartir los mejores deseos para el 2026.
FOTOS: www.instagram.com/caa_anunciantes/
Los marketineros estamos viviendo un momento extraordinario.
Por Philip Perez, Presidente de la Cámara Argentina de Anunciantes (CAA).
Pocas veces en la historia de nuestra actividad se dio una combinación tan intensa de oportunidades y desafíos. La irrupción de la inteligencia artificial -y, aún más, de los agentes autónomos- no es solo una innovación tecnológica: es un cambio de época. Una verdadera frontera que estamos empezando a cruzar.
De un día para otro tendremos a nuestro lado agentes capaces de crear, planificar y pautar campañas completas; capaces de optimizar mensajes en tiempo real para audiencias que se fragmentan en miles de micro-nichos, dentro de medios que también se reinventan sin pausa. Todo a velocidades que hace apenas unos años nos hubieran parecido ciencia ficción… y a un costo marginal casi nulo. Es, de alguna manera, el sueño de todo marketinero.
Pero ese sueño trae una paradoja fascinante. Porque así como nosotros dispondremos de agentes inteligentes, también los consumidores tendrán los suyos. Y cuando eso ocurra, muchas de las interacciones serán, literalmente, conversaciones entre inteligencias artificiales. Una IA proponiendo, otra respondiendo. Entonces surge la pregunta que nos convoca como industria: ¿dónde queda la emoción? ¿Dónde queda el deseo genuino de elegir una marca, un producto, una historia?
Ahí está nuestro mayor desafío. En un mundo de algoritmos, el diferencial seguirá siendo profundamente humano. La creatividad. La sensibilidad. La oportunidad. La relevancia cultural. La capacidad de tocar una fibra, de inspirar, de sorprender. Todo eso -lo mejor de nuestro oficio- seguirá siendo esencial, tal vez más que nunca.
Por eso digo que el futuro que nos espera es apasionante. La generación de marketineros de hoy tiene un privilegio y una responsabilidad únicos: escribir un nuevo capítulo en la historia del marketing. Redefinir el vínculo entre marcas y personas. Y demostrar, una vez más, que nuestra industria siempre encuentra la manera de evolucionar, de adaptarse y de liderar.
Los invito a abrazar este cambio con entusiasmo, con curiosidad y con valentía. Porque lo que viene no es una amenaza: es una oportunidad sin precedentes para volver a imaginarlo todo.
